martes, 23 de enero de 2007

Éxodo masivo...

¿Cuántas personas han tenido que buscar el éxito lejos de su hogar para hacer realidad aquella frase de "NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA"? Futbolistas, poetas, artistas de toda índole... a muchas personas les ha sucedido, pero ¿acaso sabemos de dónde procede tan socorrida frase? No lo sé, pero aquí estamos para arrojar un poco de luz sobre estos temas, que bien poco cuesta culturizarse. No soy la Wikipedia ni lo pretendo, pero... como me gusta decir siempre, menos da una piedra.
Pues bien, hay que remontarse a la antigua Grecia para conocer el verdadero sentido de este ya milenario (algún día, al igual que el insigne filósofo y escritor Fernando Arrabal (y alcohólico también, jeje, no nos engañemos), hablaremos del milenarismo... ¡cojones ya! Jeje... qué bueno ese video... para el que no lo haya visto, que se lo baje del Emule, por favor... no os arrepentiréis) proverbio. Pues bien. Resulta que había en Atenas una convención de chefs de cocina de fama mundial y en dicho congreso se estaba analizando la cocina helena (no, la de mi novia no, la del país...), valorándose como el mejor producto un queso de cabra bastante graso que los habitantes atenienses solían emplear para ensaladas. La verdad es que era un producto considerado por los propios griegos como una "basurilla" y no propio de cocinas selectas (de ahí su desagradable nombre: "feta", que en griego, evidentemente, significaba "novia del feto") , pero los cocineros extranjeros asistentes al acto decidieron exportar (y con gran éxito, por cierto) esta variedad de queso hasta esos momentos desconocida en el resto de Europa y del mundo. Es por esta autocrítica de los helenos hacia sus propios productos lácteos que se dijo aquello de que nadie es "pro-feta en su tierra". Y en breve volveremos para resolver más misterios. Como decía Superratón (que, por cierto, qué mal me caía el muy capullo): "no se vayan todavía... aún hay más".

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