Si queréis ver aguas cristalinas no os podéis perder los lagos del centro de Suiza. Son sencillamente alucinantes... sobre todo si los comparamos con las sucias y malolientes aguas de ríos como el Nervión, el Ter, el Llobregat o el Segura... y es que no hace falta irse muy lejos para ver muchos ejemplos de ello. Suiza en eso tiene una gran ventaja: no es un país demasiado industrializado (más que nada se dedican a los bancos, a fabricar relojes y chocolate, a los productos lácteos y al turismo y eso ensucia, pero no tanto como una siderurgia, eso es evidente) y las aguas procedentes del deshielo de los montes alpinos llegan impolutas y sanas a los grandes lagos que nos podemos encontrar por todo el país. En la imagen que he colgado se me ve encima del puente que separa las poblaciones de Interlaken y Unterseen, en la parte germana de Suiza, cerca del Thuner See, el lago que baña las costas del segundo de los pueblos indicados. Los paisajes son de ensueño, la comida no lo es menos y Suiza bien vale una y veinte visitas, eso os lo garantizo. Eso sí, id preparando dinerillo fresco, que no los precios no son todo lo baratos que uno desearía, sobre todo en lo que al alojamiento se refiere. (June 2008)
