Este quinteto estadounidense revolucionó con este su primer CD el (por aquel entonces recientemente nacido) mundo del death metal dándole una vuelta de tuerca más si cabía a ese universo de brutalidad y voces infernales. Más gutural, más rápido, más bestia... y lo hicieron todo con una maestría digna de encomio. Con un baterista como Mike Smith (durante más de una década desaparecido del mundillo del metal para dedicarse a sonidos latinos... cada cual... oye... como que tiene sus cosillas, je), dos guitarristas de la talla de Terrance Hobbs y Doug Cerrito, el bajista Josh Barohn y Frank Mullen a la voz y el respaldo de una gran compañía de discos desde sus inicios como banda como era Roadrunner, estos cinco chicos pronto se convirtieron en la punta de lanza de un género que, durante largos años, dominaron junto con otras bandas de su mismo sello discográfico como Deicide, la banda revelación Pyrexia o los siempre venerados por el gran público y los máximos exponentes en este estilo en lo que a venta de compacts se refiere, (pasión que personalmente no he compartido nunca, la verdad sea dicha) Cannibal Corpse... Con este disco surgió una nueva modalidad de death metal, el brutal US death, que en la época actual está más en boga que nunca a juzgar por la cantidad de discos que se sacan cada año... no todos de gran nivel compositivo e instrumental, está claro... pero lo que no podemos negar es que sin los padres del género, Suffocation, estos grupos no tendrían una fuente de inspiración tan clara a la hora de componer sus propios temas.
Estilo: brutal death metal
Año de publicación: 1991
Discográfica: Roadrunner (The All Blacks)
Canción recomendada: Infecting the crypts
Valoración: 10/10
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