miércoles, 7 de febrero de 2007

Jornada de reflexión

Este blog nació con una eminente función de "diario digital", pero con el paso del tiempo se ha ido deshumanizando un poco, de modo que creo que ha llegado el momento de volver a escribir un texto corto (pero intenso) que vuelva a mostrar mi lado más sensible y es que las actuales circunstancias me obligan moralmente a hacerlo... de manera que, y sin que sirva de precedente, os voy a relatar lo acaecido en la tarde-noche de ayer martes, día 6 de febrero de 2007.
Hace apenas 4 días que me quedé sin novia. No, no es que haya pasado a mejor vida... bueno, según se mire no salir conmigo puede considerarse como tal, pero vamos, que no es nada dramático. Cuando se vino a vivir conmigo hace ahora poco más de un año pensé que sería muy complicado acostumbrarme a tener que compartir mi casa con alguien, dado que llevaba más de una década disfrutando de mi hogar yo solito y sin necesidad de meter a nadie más entre mis cuatro paredes... pero ayer, cuando llegué a casa después de trabajar todo el día y abrí la puerta con la llave (a veces me da por hacerlo con una ganzúa o con un hacha directamente, pero ayer elegí la variante delicada, je)... lo vi todo a oscuras... no había nadie en casa... y escuché el silencio por primera vez en más de un año. Fue una sensación extraña, tengo que reconocerlo. ¿Sería ese vacío en el estómago aquello que la gente llama "soledad"? No lo sé, pero en cualquier caso fue algo que no me gustó. Sin encender la luz recorrí el pasillo y todas y cada una de las habitaciones para cerciorarme de que, efectivamente, me encontraba solo en aquellas estancias. Y sí, claro que lo estaba. Y me entró un desagradable pesar. A ver, no estoy diciendo que me arrepienta de haber tomado la decisión que tomé, porque no es eso, pero sí que me pude percatar de que igual me resulta más difícil acostumbrarme a que alguien que siempre estaba ahí ya no esté que el proceso inverso de hace apenas un año. Y eso nunca lo hubiera imaginado... las cosas como son. Y es que los heavies también tenemos un corazoncito... del metal, no os quepa duda... pero lo tenemos y a veces hay situaciones complicadas en las que afloran unos sentimientos que a veces tratamos de ocultar o incluso desconocemos que poseemos. En fin, que la vida sigue... igual no, pero sigue. De todas formas dentro de nada volveré a ser el mismo y volveré a sentirme plenamente a gusto dentro de mis dominios (y no me refiero a internet, sino a mi lindo, aunque frío de narices, pisito de soltero). No hay motivo para la preocupación, jeje. Y ya se acabó de sensiblerías por hoy. Como dicen Def Con Dos "todos a beber y a follar, que son dos días" en una visión bastante particular del "carpe diem"... vamos, es que ni Epicuro y sus compinches posteriores hedonistas (je) en sus mejores tiempos lo hubieran definido mejor.

1 comentario:

Ella dijo...

No sabes lo que me apena leer esto...En algun momento tenias que tener un pequeño bajoncillo,pero seguro que sales adelante como siempre.Y vuelves a ser el ''Joey'' que conozco.Mucho,mucho animo.