jueves, 21 de diciembre de 2006

Esto es ser heavy y lo demás son tonterías

- Esta historia no es mia, sino de un amigo, pero se ha convertido en todo un clásico en nuestras tertulias, con lo que es una obligación moral pasarla a un soporte escrito para que la gente se entere de lo que significa realmente ser una criatura del metal y no un poser. Hale, góticos de pacotilla con bolsitos en forma de ataúd y nu-metaleros de nueva generación que pensáis que Korn son estrellas del heavy metal, prestad mucha atención y aprended del genuino Frodo...
Todo sucedió en un festival de música... estaban tocando Los Porretas y en breve iban a hacerlo Yosi y compañía (ese día cuando dijo eso de "¿Hay alguien ahí?" me sé de uno que no estaba... seguid leyendo y veréis a qué me refiero) y mi buen amigo Frodo (su nombre es otro, pero por respeto a su intimidad no lo publicaremos; eso sí, su apodo sí que lo publicaremos y con eso todo el mundo ya sabrá quién es, jeje... ese personajillo de la comarca al que todos tanto queremos) se había estudiado muy, pero que muy bien, las contraindicaciones y efectos secundarios de unas pastillas (o derivados, no lo recuerdo) que tenía que tomar por motivos de salud durante su estancia en el recinto del concierto. No parecía que el consumo de alcohol pudiera tener ningún efecto contraproducente, de modo que la ingesta de algún que otra cubatilla (sospecho que de Ron Barceló... si es que lo había siendo un festival al aire libre) se hizo necesaria.
Paseando por el recinto, de repente nuestro protagonista se sintió algo mareado, después más mareado, después mareado del copón (todo ello en cuestión de fracciones de segundo) y acabó desplomándose en el suelo ante la atónita mirada de la gente que por allí caminaba... A partir de aquí, la historia ya no me la relataron en primera persona, sino que fue su rescatador, sir Ed, quien continuó con el relato de los hechos. Tuvo la inmensa suerte de que un amigo (bueno, amigo hoy en día, porque lo que era por aquel entonces era simplemente un "conocido de vista de la universidad") le encontrase extendido de bruces en el suelo, se sorprendiera de ello, pues no era su posición más habitual, y llamara a la Cruz Roja (imagino que balbuceando, porque abstemio tampoco es que se puede decir que sea, je) para que tratasen de reanimarlo. Le llevaron hasta la ambulancia y una joven ATS ( o similar) de buen ver le atendió. Le tiraron agua por encima: sin reacción. Le gritaron: sin reacción. Le dieron cachetes ("los pechitos y el ombligo" los dejaron para mejor ocasión, je): ídem de lo mismo. La afamada vitamina B-12 (que suena a bombardero): nada de nada. Y entonces fue cuando el alcoholizado rescatador dijo la palabra clave, pues se asomó por la puerta abierta de la ambulancia en la que yacía extendido cual saco de patatas el interfecto y le interpeló: "Juanito, Juanito.. ¡¡metaaaaal!!" (ups, se me escapó el nombre... no pasa nada, ¿no? Jeje...), a lo que por fin hubo una reacción salida desde lo más negro de su corazón de metal... una mueca de sonrisa se dibujó en sus labios y la mano derecha subió unos palmos para hacer unos cuernos para mostrar al mundo entero que él también era una auténtica criatura del averno. ¡¡Qué grande, tio!! ¡Quiero ver un monumento en Vallekas con tu figura pero ya! Si los AC/DC tienen una calle en Móstoles, mi amigo se merece una en el mismo centro de Vallekas... Seguro que a Bon Scott ni se le pasó por la imaginación hacer cuernos mientras se ahogaba en su vómito... sí, sí, es una leyenda, pero no era ni la mitad de auténtico que este singular personaje. Un saludo desde aquí, amigo... y sigue proporcionándonos historias como esta como solamente tú sabes hacerlo. He aquí mi insignificante tributo hacia tan valerosa acción. La historia continúa, claro, pero después de este glorioso momento cualquier añadido quedaría fuera de lugar, de modo que aquí finaliza el relato por lo que a mí se refiere... una pena no haberlo podido ver en directo... seguro que todos pensáis lo mismo.

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