En Irlanda mis genes de gallinácea triunfaron y no me atreví a conducir por el lado izquierdo y teniendo el cambio de marchas al lado contrario de lo que viene siendo habitual en mis ya 13 años de conductor compulsivo (no por la forma de conducir, sino por el hecho de llevar a mis espaldas un número importante de desplazamientos en vehículos a motor siendo yo el conductor de los mismos), pero en nuestra expedición veraniega del año 2005 por tierras escandinavas (aunque la foto está tomada en las afueras de Berlín, concretamente en la localidad de Falkensee) sí cogí el toro por los cuernos y me hice con el volante de ese monstruo de caravana, nuestra querida "Hymer". Cómoda para cocinar, para dormir, para viajar... pero a la que hace un poco de vientecito te pega unos bandazos la condenada que no es normal. Buf... menuda historia para cruzar el puentecito que separa Dinamarca de Suecia. ¡Y lloviendo! Por cierto, aunque lo pudiera parecer, Cuchipú NO está violando al Llima por vía rectal. Y si no, observad la expresión de felicidad del segundo en su rostro. ¿O acaso sí es lo que parece y nuestro amigo pierde algo de aceite? Hum... no, no creo. (Aug.2005)
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