Apenas una semanita me separa de mi próxima aventura musical fuera de las fronteras peninsulares. Me estoy aficionando mucho (puede que demasiado incluso) a esto de ver conciertos en otros países. Y mira que Francia está a un tiro de piedra... bueno, desde València el que tire la piedra y llegue se convertiría directamente en el recordman mundial de la especialidad (siempre con permiso de los vascos, que ya se sabe que en esto de levantar piedras el Txomin Perurena era un "as"... lo cual no deja de ser curioso, pues era el "rey" de la especialidad, con lo que realmente excluía la posibilidad de ser un "as", ¿no? Porque no se puede repicar e ir a misa ni ser dos cartas de la baraja a la vez...), pero ya sabéis a lo que me refiero. Vamos, que te plantas en el país vecino casi sin querer... que te pasas un peaje en la A-7 y te pone "bienvenue... a payé l´autoroute a les français, dindon" (uséase, traducción libre mia de "bienvenido... a pagar la autopista a los franceses, pavo"), con eso os lo digo todo.
Pues eso, que esta vez el objetivo son los estadounidenses Devourment, una de las bandas más brutales del planeta. Salgo rumbo a Lloret de Mar el día 25 de mayo, donde haré noche rodeado de ingleses e inglesas alcoholizados y rojos cual gambones, para al día siguiente seguir mi ruta hacia Marsella. Ya os contaré qué tal se las gastan los franceses en lo que a organización de conciertos se refiere, que en eso tengo 2 amigos que os pueden contar toda clase de pestes al respecto, ¿eh, Juanito y Roberto? Es que no les gustó nada el Fury Fest de Le Mans de hace dos veranos, jeje... aunque a mí, personalmente, no me disgustó en absoluto, pero bien, cada cual tiene su opinión. Para el día 30 de mayo retornaré de esta corta excursión francesa. ¡Pero aún no me he ido, de modo que volveré a dar la coña en el blog antes de pirarme, no os quepa duda!
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