jueves, 11 de enero de 2007

Y pienso con mi última neurona...

Ah, la dura vida del oficinista... que si surfear por internet, escribir mails, teclear chorradas en el Google, escribir en el blog... esto no es vida. Donde esté el trabajo de minero. ¿Cómo era eso que decía el Chiquito? ¿"Trabajas más que un cartero en Barcelona"? Y a mí que este hombre nunca me ha hecho ni pizca de gracia. Es curioso, porque había imitaciones con las que me partía de risa, pero con él mismo es que sentía vergüenza ajena. En fin, cosas que suceden.
Como iba diciendo, hoy es un día muy tranquilo en lo que a mi vida laboral se refiere, con lo que me he dedicado en cuerpo y alma a explorar a mi amiga la Wiki... no, no es una tia buena que trabaje de becaria debajo de mi mesa, no os creáis (aunque sería un tema proponerlo como posibilidad de mejora para el 2008; creo que mi novia no pensará lo mismo, pero lo importante, lo realmente importante, es estar a gusto en el lugar de trabajo, porque así se rinde mejor... ahora que lo pienso, mira lo poco a gusto que tenía que estar el ejército de Napoleón, que el cabrón nunca se rendía...). Me refiero a la Wikipedia. ¿No os parece maravilloso estar a un solo click (en este caso no de Famobil) de la sabiduría. Si los vendedores de enciclopedias a domicilio lo tenían negro antes para endosarte una publicación... ¿ahora existirá ese puesto de trabajo? A mi casa hace mucho que no vienen (que yo sepa... total, como estoy en la oficina tampoco lo sé, nos ha fastidiado... lo mismo vienen 7 todas las mañanas a llamar al timbre y les parecerá que es un piso deshabitado o algo), pero es que es completamente lógico. Tardas mucho más en buscar el tomo adecuado para encontrar el término que te presenta dudas que en teclear la palabra. Y en cuestión de segundos... chan ta ta chán... se te cuelga el puto ordenador y tienes que reiniciar. Bueno, vale, nada es infalible. Pero exceptuando situaciones de esta índole, la verdad es que aprendes un montón gracias a esta enciclopedia online, de modo que vaya desde aquí mi felicitación al que tuvo la idea de crear esta inmensa base de datos. Yo no sé si se habrá forrado como hicieron los dos chavales que montaron lo del "Youtube" ese, pero se lo merece infinitamente más. Y ahora me vais a disculpar, pero mis ansias por culturizarme acaban de superar por un 51 % frente a un 49 % a mis ganas de escribir textos largos en el blog, de modo que retornaré a la Wikipedia. Voy a ver lo que se me ocurre para la tarde de hoy. Por temas va a ser.
No me iba a autodespedir sin plantear una nueva duda (esta también muy clásica en mí, pues llevo mucho tiempo tratando de encontrarle una solución... como decían en el anuncio de detergente: "¡¡una solución... (pausa dramática) quiero!!") de estas que no me dejan dormir por las noches. Así tengo yo las ojeras luego por las mañanas, que mis compañeros se asustan cada día cuando entro por la puerta y salen huyendo por la oficina. Claaaaro, estamos en la zona de Campanar y aquí están las famosas "cañas" (y no son ni de birra fresquita ni de chocolate) con sus yonquis, sus trapicheadores, las jeringuillas y todo lo que ello conlleva, de modo que es más que comprensible asustarse ante alguien con mala cara. Vamos a lo que vamos. Hoy la pregunta nos sitúa en el ejército. Allí hay un rango militar que todos conocemos y se llama "cabo", ¿no? Bien. La duda que me surge es... si un cabo no hace más que salir de parranda, ponerle los cuernos a su novia, emborracharse, desmadrarse a diario en la discoteca de turno... ¿estaría bien dicha la frase "es que este cabo es un golfo"? ¿O acaso estaríamos incurriendo en un contrasentido que solamente se podría aplicar como licencia poética? Joder, y me quedo tan ancho.

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