jueves, 11 de enero de 2007

Mi amigo Lolo, cómo lo regala...

- Sí, voy a hacer un breve resumen de algunas de las mejores anécdotas de cierto amigo mio de la infancia y que a día de hoy sigue pasando sus días en mis cercanías, pues le tengo sentado a apenas 5 metros de mí en la oficina... es todo un personaje que se merece un blog para él solito, por lo que había que dedicarle a modo de tributo, cuanto menos, un apartado en esta guía de anécdotas varias. Así, pues, y sin su permiso (que yo sepa sus acciones nunca fueron con copyright, de modo que las puedo reproducir sin temor a represalias judiciales... otra cosa es que me caiga una manta de palos o algún que otro caponcillo), paso a narrar algunas de sus hazañas más reseñables (a mi modo de ver).
a) ante la pregunta de examen "Tiempo de los actos procesales" en la asignatura "Derecho Procesal II" (hablamos de la Facultad de Derecho, ojito...), y al desconocer por completo la respuesta, no se le ocurrió otra cosa que rellenar el hueco con la frase "el tiempo será seco y soleado"... lo cual le acarreó un careo con la profesora que impartía la asignatura, por cierto, pues a ella no parecía hacerle demasiada gracia el chascarrillo.
b) en nuestro undécimo año de colegio-instituto (íbamos al colegio alemán y allí el tema de los cursos es un poco diferente del habitual), la clase fue dividida entre alumnos de ciencias y letras, con lo que él, que pertenecía al selecto grupo de los letrados, antes de empezar el curso lectivo, se encontraba departiendo alegremente con la gente de ciencias, es decir, quienes hasta entonces habían sido compañeros de clase nuestros y, en consecuencia, amigos desde niños. Pues bien, sonó el timbre que daba comienzo a la clase y llegó la profesora que inauguraba el curso, la cual, sabiendo que este chico no pertenecía al grupo de ciencias, le inquirió presurosa "uy, yo pensaba que tú eras de letras...", a lo que mi amigo le replicó "ya, pero es que me he cambiado a última hora". "Ah, bueno, si es así, por favor, coge una silla, que vamos a empezar." "¿Pero que me tengo que coger una silla y todo? ¡¡Pues me vuelvo a letras!" Ni que decir tiene que la cara de la señorita debíó ser todo un poema y que los compañeros de clase también se quedaron atónitos ante esa contestación, jeje...
c) los deberes de alemán... aaaay, ay, ay... a veces nos hacían escribir redacciones que posteriormente se leían en alto en el aula al final de cada clase lectiva de forma aleatoria... vamos, que unos días te tocaba y otros... pues no. Llegaron las bonitas (o no, según se mire) fiestas navideñas y nos pidieron que escribiéramos un texto con temática en principio libre, pero que tuviera algo que ver con las fechas en las que nos encontrábamos. Y le tocó leer a él... Lo que aún no acierto a comprender es el motivo que le impulsó a leer en alto sus deberes en lugar de decir que no los había hecho, se los había dejado en casa o se los había mordisqueado un perro, porque empezó a relatarnos con todo lujo de detalles como Santa Claus estaba acurrucadito en una esquina haciéndose una pajilla... sí, eso mismo... pero en alemán. Sonó el timbre durante su intervención, pero yo creo que el profesor a día de hoy se seguirá preguntando por qué demonios le eligió precisamente a él para leer en alto ese texto, jeje. Los demás compañeros de clase flipábamos con lo que habíamos escuchado, pues era una sensación general de incredulidad la que nos invadía... de eso que dices "¿será que soy muy guarro y malpensado o es que de verdad está contando lo que creo que está contando?". Pues sí, lo era.
(to be continued)

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