domingo, 18 de febrero de 2007

Sabor agridulce

Hoy al llegar a casa de mi visita de tierras murcianicas sabía que el panorama que me aguardaba era una casa fría y vacía y es que ayer mi ex-novia se mudó definitivamente a tierras torrejoneras, así que vuelvo a ser el amito de casa de siempre. Aún no me he acostumbrado al silencio como ya dije hace semana y pico, pero hoy la cosa era aún más extraña... porque se me ha ocurrido abrir armarios y he visto que la mitad de ellos estaban completamente vacíos. No, no ha entrado una pandilla de lituanos a saquearme la casa aprovechando que yo no estaba ni le estoy echando la culpa a mi ex de robarme... eran los armarios y cajones que contenían todas sus pertenencias. Claro, hace un año hubo que crear espacio donde no lo había para conseguir que vivieran dos personas en el lugar en el que hasta el momento solamente había vivido una, pero el proceso inverso... pues también resulta, como mínimo, extraño para mí. Ahora tocará volver a rellenar huecos y es que eso de tener cajones vacíos me entristece mucho y hace que ese vacío del cajón o armario se traslade a mi corazón, porque no puedo evitar pensar que es como si faltara alguna cosa... no sé si me explico. Creo que es de estas cosas que hay que vivir para entender. Y yo lo estoy viviendo. Y lo estoy entendiendo. Pero bien, no nos vamos a poner melodramáticos, que en el fondo es un día feliz... he reconquistado mi pisito de solterón empedernido y eso es una muy buena noticia, sin duda. A ver lo que hago ahora para engalanarlo y decorarlo a mi gusto, je.
Y como hace mucho tiempo que no hago preguntas chorras creo que he de finalizar la intervención con una de ellas... vamos a ver... si yo he redactado un documento para mi empresa que me ha pedido el jefe y estoy comiendo un bocata de calamares con mayonesa en las cercanías de las hojas, cayéndoseme un poco de salsa sin querer encima de ellas... ¿se puede considerar que "tengo una mancha en mi expediente"?
Ah, y otra cosa que no puedo omitir... y es que me hizo mucha gracia cuando lo vi el otro día en un bar de tapas al que fui. En una gran tabla tenían anotados todos los manjares que ponían a disposición de su clientela y la tapa del día era (atención...) "Salpicón de almejas". Vale, llamadme guarro si queréis, pero no pude evitar visionar algo un tanto peculiar y es que para mí un "salpicón de almejas" es un tio que justo antes de eyacular saca su miembro viril de la vagina de la mujer para echarle encima toda su carga seminal... menuda tapa del día, ¿que no? Jejeje...

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