- Estábamos 2 amigotes y yo de viaje por la bella ciudad Granada ("Graná" para los que hayan estado en ella) y no habíamos reservado noche en hotel alguno, con lo que nos vimos en la necesidad de peregrinar un poco hasta dar con un establecimiento hostalero a buen precio que nos "adoptase por dos noches". Como no era la primera vez que íbamos a esta ciudad (el tiempo nos demostraría más tarde que tampoco sería ni de lejos la última, pues es un lugar que nos hechizó bastante con su culturilla gastronómica y vida nocturna) ya teníamos en mente un hostal llamado Eurosol ("Eurozó" para los entendidos, claro), de modo que mientras yo esperaba en el vehículo estacionado en segunda fila frente al hotel, uno de mis amigos bajó para preguntar si quedaban habitaciones libres para ese fin de semana.
A los pocos minutos vimos como, agarrándose de la barriga y con evidentes muestras de estar descojonándose (ups, perdón... quería decir "riéndose") se dispuso a cruzar la calle y a comunicarnos el resultado de sus pesquisas. Sí, buenas noticias, había habitaciones libres y no nos íbamos a quedar tiritando en la calle, pero... ¿a qué se debía el ataque de risa? Bien, resulta que el hombre que le había atendido hablaba un andaluz cerrado clásico de esa zona y le dijo "zí, hay citio, pero po favó, no fumméi... no fumméi musho", a lo que mi amigo contestó "no se preocupe, si de nosotros no fumamos ninguno". El hombre, contrariado porque no le habían entendido, amplió la información que le había dado a mi amigo con las palabras "que noooo, que no fomméi, que hagai ruido, nada de ezcándalo". ¿Un nuevo verbo quizás? "Fommá". El primer infinitivo de la historia sin acabar en "R". Impresionante. En dos palabras, como diría Jezulín. Aunque habiendo sido creado en la ciudad con una pinta en la que se lee textualmente "felí Navidá" (sí, con acentos y todo) y en la que hay una inpección técnica de vehículos que se llama "Iteuve" (con todas sus letras) todo se puede esperar, jeje. Me encanta.
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