jueves, 28 de diciembre de 2006

La granada de fragmentación

- Otra que me contaron, pero que la he escuchado ya tantas veces que es como si la hubiera vivido y todo. Es la historia de dos muchachos que volvían a Valencia desde el aeropuerto de (creo) Düsseldorf y que tuvieron que pasarlas bastante canutas debido a un sospechoso bulto en una de sus maletas. La situación de partida es la que sigue: dos heavies, uno de ellos con barba de X días ("X" no ha de ser confundido con el número romano... aunque por ahí andaría, digo yo, je), chupa de estas que las ves solamente en los bajos de Argüelles en la época actual y pinta de chusmático (sí, tio, por si lo estás leyendo... tienes pinta de chusmático cuando te pones... no me lo niegues; además, te lo digo desde el cariño) llegan al aeropuerto, pasan los controles de seguridad pertinentes y, mientras están sentados en la sala de espera a que anuncien la salida de su vuelo, escuchan de repente el nombre de uno de ellos anunciado por megafonía para que se presente ipso facto en la comandancia de policía aduanera, pues se le ha encontrado un elemento extraño en su maleta cuando esta fue escaneada. Bien... quedando menos de media hora para que parta rumbo a casa el vuelo como que no es una situación muy agradable... y menos aún teniendo en cuenta que las dotes idiómáticas de nuestro protagonista no son su fuerte. Le llevaron en presencia de un policía y este le preguntó si era un terrorista. La maleta sí que parecía la de un terrorista, jeje... porque desapercibida como que no pasaba teniendo un "666" y un pentagrama pintados a tipp-ex encima de su lomo... pero bien, el caso es que lo que llamó la atención a los agentes no fue el exterior, sino un objeto del interior que parecía ser una granada de fragmentación. Sí, de esas que tenía Rambo en el cinturón... de las de 3-2-1... ¡¡catapum!! Tras un interrogatorio en plan Gestapo (los agentes eran alemanes, ¿qué menos se podía esperar?) al final le dijeron que con cuidado abriera la maleta para poderla inspeccionar... y cuál no sería su sorpresa cuando, entre calzoncillos sudados, calcetines con agujeros y demás ropa sin lavar (era el final de un largo viaje de casi dos semanas por Europa) se encontraron un vaso de plástico con una muñequera de pinchos de estas que llevan los "muy heavies" enrollada dentro de él... pues bien, parece ser que estos dos elementos forman una imagen por rayos-X muy parecida a una granada. ¿A que no lo sabíais? Pues nada, hay que aprender de los errores de otros, de modo que nunca enrolléis las muñequeras formando un boloncho con ellas, que ya sabéis lo que os puede pasar. Bueno, eso sí, al final pudieron cerrar la maleta (con dificultades, pero se consiguió) y los dos viajeros pudieron partir rumbo al solecillo mediterráneo sin más problemas.

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